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Jaume Farrerons · 7 julio 2019 facebook

8 de julio de 2019

Leonardo Castagnino Había un factor preponderante para que el «mundo entero» se alineara en contra de Alemania. Ese factor era el Trono del Oro, donde la usura internacional se movia con secular destreza, basada en leyendas y teorías seudocientíficas que afirmaban que la riqueza era el oro en respaldo de la moneda. Ese era el «dogma» estableciodo secularmente. El nacionalsocialismo, en cambio, proclamaba que la riqueza no es el oro, sino el trabajo, y con la realidad de los hechos, alemania lo estaba demostrándo. La falacia de que el oro era imprescindible, iba quedando al descubierto con el resurgimiento económico alemán, basándose en otro sistema que no era el patrón oro. El hecho que hasta entonces las finanzas se basaran exclusivamente en el patrón oro como verdad absoluta, como dogma de fe, no quería decir que así debía seguir ocurriendo, y el nacionalsocialismo lo demostraría con hechos.
El nacionalsocialismo había recibido una Alemania exhausta por la última guerra, castigada ademas por imposiciones del tratado de Versalles, y de la miseria resurgía como una potencia internacional. Con un territorio 19 veces mayor que Alemania y con recursos naturales y económicos infinitamente más grandes, Roosevelt no había dado empleo a sus once millones de desocupados. Pese a sus vastos recursos coloniales, los imperios británico y francés tampoco se libraban de ese crimen del trono del oro. Tampoco surgía Rusia con sus inmensas riquezas naturales y a pesar de la inmensa ayuda de occidente. En cambio, en la minúscula Alemania, no obstante la carencia de vastos campos agrícolas, de petróleo, de oro y de plata, la economía «nazi» había dado trabajo y pan a los 6.139,000 desocupados que le heredó el antiguo régimen. Si los sabihondos de la «ciencia económica» erigida en «tabú» alegaban que cierto terreno no podía abrirse al cultivo ni acomodarse ahí determinado número de cesantes, debido a que no había dinero, esto parecía ser una razón suficiente, entonces no se cultivara. La economía nazi, en cambio, se desentendía de que en el banco hubiera o no divisas o reservas de oro; emitía dinero papel, creaba una nueva fuente de trabajo, daba acomodo a los cesantes, aumentaba la producción y ese mismo aumento era la garantía del dinero emitido. El respaldo del dinero no era el oro, si no el trabajo. Si en un sitio había hombres aptos para trabajar y obras que realizar, la economía «clásica» se preguntaba si además existía dinero, y sin esté tercer requisito la obra no se iniciaba y los desocupados permanecían como tales: La economía nazi, en cambio, no preguntaba por el dinero; el trabajo de los hombres y la producción de su obra realizada eran un valor en sí mismos. El dinero vendría luego sólo como símbolo de ese valor intrínseco y verdadero.
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Jaume Farrerons

«Thev Stars and Strpes», 2 mai 1945 / PARIS: Notre Dame,15 abril 2019

19 de abril de 2019

LA SONRISA DEL AMO. Por fin un periodista que reconoce los hechos o, al menos, una parte de los hechos. La internacional ultraderechista en ascenso procede y tiene su sede en Israel. No son neonazis, sino sionistas. La oligarquía está arrojando al suelo su máscara «democrática» y muestra, por fin, con cada vez menos disimulos, la verdad del «antifascismo». Pero la mayoría de los goyim no entienden nada y repiten como zombis/loros: 《¡nazis, nazis, nazis…!》 En Jerusalén, fiesta grande: no pueden parar de reír a carcajadas contemplando nuestra estupidez o, en otras palabras, el arte de amos con que Hollywood y otras agencias de la 《hasbara》 nos han domesticado.

Jaume Farrerons

Del muro de Carlos Martinez-Cava Arenas

Andrei es un joven bielorruso de Minsk que estudia en París. Aparece en el video viral de la oración por el incendio en la catedral. De vuelta a casa, ya avanzada la noche, escribió este relato en su perfil de Facebook*

Esto es lo que pasó. Estaba en casa, charlando por teléfono con mis padres, cuando de repente por la ventana empezó a oírse ruido de sirenas. Cerré la ventana pensando: «Espero que no sea nada grave». Terminé de hablar con ellos a las ocho en punto. Entonces abrí Facebook y lo primero que vi fueron las fotos de Notre Dame en llamas.

La última vez que estuve allí fue el 5 de abril, cuando expusieron la Corona de espinas para la adoración. Era el día después de que en mi ciudad, Minsk, se celebraran vigilias espontáneas porque en Kuropat, un lugar de memoria de la represión soviética con grandes cruces, 17 de estas habían sido destruidas. La gente reaccionó yendo a rezar.

Salí de casa. No vivo lejos de la catedral. Desde mi calle veía una enorme columna de humo. Veinte minutos después llegué a la iglesia melquita de Saint-Julien-le-Pauvre, justo enfrente de Notre Dame, en la otra orilla del Sena. Desde ahí se veía todo el incendio. En ese momento me movía la curiosidad, igual que a cualquiera. Aunque algo dentro de mí me decía que debía estar allí. No tenía la más mínima idea de lo que iba a suceder.

Había gente en pie cantando el Ave María en francés, Je vous salue Marie. Me quedé allí con ellos. No dejaba de llegar gente, hasta que la calle acabó bloqueada por cientos de personas cantando. Algunos rezaban de rodillas, otros llevaban en la mano iconos o rosarios.

Nota sociológica: casi todos tenían entre veinte y treinta años. Hombres y mujeres en proporción similar. Había rostros europeos, indios, africanos, marroquíes, chinos. También vi algunos niños. Incluso me encontré con mi compañero de piso y también aparecieron otros tres amigos.

La oración era constante, sin pausa. Vi hombres corpulentos llorando como niños. No eran los únicos. De vez en cuando alguno salía y delante de todos pedía un minuto de silencio. Luego seguían cantando.

Llegando un cierto momento se leyó el evangelio de Juan 2,13-25, donde se habla de la expulsión de los mercaderes y de la profecía de Jesús sobre la destrucción del templo. En el Evangelio de Juan, esa era la primera Pascua de Jesús en Jerusalén. Mientras que en los otros evangelios, este hecho sucede justo después de la entrada en Jerusalén, es decir, antes de la última Pascua. Hay quien piensa que aquel hecho sucedió precisamente en Lunes Santo.

Luego rezamos juntos el Padre Nuestro. Después, la oración a santa Genoveva, patrona de París. Y la oración a la Virgen de san Juan Pablo II, que él mismo rezó en Notre Dame. Luego se leyó la oración de san Francisco y un fragmento de Charles Péguy sobre la Virgen. También rezamos por los bomberos.

Traían agua y biscotes para repartir. No había sacerdotes, no había nadie que dirigiera de alguna manera, todo se organizó espontáneamente. Aparecieron una pareja de jóvenes con violines y acompañaron con música los cantos. Al oscurecer, se encendieron las farolas. Desde las dos columnas de la catedral se veían las luces de las linternas de los bomberos. Encima del incendio, luces rojas, hasta las estrellas parecían rojas, eran drones tomando fotografías. Sonaban las campanas por todas partes.

A las 23.10h una persona anunció a todos que habían conseguido salvar la estructura de la catedral. Algunos empezaron a cantar el himno Nous Te saluons, couronnée d’étoiles y todos se unieron al coro. Luego hubo otros cantos dedicados a la Virgen. Dijeron que la Corona de espinas y la túnica de san Luis se han salvado del fuego, y entonamos el Salve Regina en latín, para repetir después varias veces Je vous salue Marie.

El fuego todavía ardía, pero ya más débil. Poco a poco, la gente empezó a marcharse. Después de medianoche, mis amigos y yo también nos levantamos para dirigirnos al metro. Se me acercó una periodista preguntándome por la oración de Je vous salue Marie, y le respondí.

Fuimos a ver la situación desde otra calle, había muchísima gente también allí cantando. Era como si hubiera sucedido lo mismo en todas las calles, puentes y plazas. Miles de personas cantando por las calles durante horas. Era algo parecido a la revolución.

Ahora pienso que la gente con la que estuve rezando no rezaba por el mero disgusto de la destrucción de una pieza esencial de nuestro patrimonio cultural, no lloraban solo porque ardía un símbolo de la nación francesa. La gente estaba allí rezando a Notre Dame, Nuestra Señora. Nadie había convocado a todos esos jóvenes, ni los curas ni los obispos. Fue un movimiento espontáneo pero al mismo tiempo ordenado y respetuoso. Eran piedras de la Iglesia real, una Iglesia joven y viva que se mostraba a sí misma. Yo también, con aquella periodista, en cierto modo estaba dando un pequeño testimonio. Nadie se esperaba el incendio. Pero tampoco nadie se esperaba una reacción de este tipo. Fue un acontecimiento, diferente a cualquier otra cosa que pudiéramos imaginar. Algo que rompía una continuidad.
Ahora veremos qué nos pedirá Dios en los próximos días que nos esperan para la Pascua.

angel.pascualrodrigo»>Angel Pascual Rodrigo Un relato muy conmovedor por la ejemplar piedad de quien lo cuenta.

En otro plano, me deja pensativo este párrafo:
«se leyó el evangelio de Juan 2,13-25, donde se habla de la expulsión de los mercaderes y de la profecía de Jesús sobre la destrucción del templo. En el Evangelio de Juan, esa era la primera Pascua de Jesús en Jerusalén. Mientras que en los otros evangelios, este hecho sucede justo después de la entrada en Jerusalén, es decir, antes de la última Pascua. Hay quien piensa que aquel hecho sucedió precisamente en Lunes Santo.»

Impresiona la posible coincidencia de ambas cosas en un lunes Santo y por el hecho de que las catedrales se han convertido en una fuente de mercaderes, ya sea a través de lo que se recauda directamente con las entradas —la catedral de Palma de Mallorca, por ejemplo— o por su valor mercantil como reclamo turístico, o también como ese «consumo cultural» exento de toda percepción espiritual para la que fueron creadas, lo cual no deja de ser, a fin de cuentas, una idolatría.

…las mujeres hermosas no son políticamente correctas…

21 de julio de 2018

…las mujeres hermosas no son políticamente correctas…
By Hirania
“EL MANIFIESTO” publica un artículo de Javier R. Portella a propósito de las normas que pretenden regular administrativamente las relaciones naturales y espontáneas entre hombre y mujer:

<< Un día es “Podemos” quien quiere prohibir los piropos y convertirlos en delito; otro día son los propios sociatas los que propugnan cambiar el redactado de la Constitución en lenguaje inclusivo, de forma que no deje de nombrar a todos y todas los/las ciudadanos y ciudadanas; la propia FIFA se acaba de sumar a la actual campaña de neogazmoñería prohibiendo a las televisiones internacionales difundir, con ocasión del mundial de fútbol, imágenes con los rostros de las hermosas mujeres seguidoras de sus equipos (¿incluida también la sensual presidenta de Croacia?)>>

 

Una hermosa seguidora croata. Éste es el tipo de imágenes que la FIFA acaba de prohibir.

SERTORIUS (Cáceres) comenta:

…la antigua mojigatería tenía un fin: mantener la pureza de la estirpe y reproducir la sociedad de una manera ordenada para que perdurara a través de las generaciones.
La actual mojigatería busca impedir la reproducción de la sociedad, la desaparición de los linajes y la aniquilación de los pueblos.
Una sociedad no puede llegar lejos sin decencia.
Por otro lado el feminismo está empeñado en proscribir la belleza femenina. Esto es una cruzada contra la hermosura. Nada refleja mejor la degeneración y degradación de nuestra época que el perseguir a las mujeres bellas. Inaudito. No creo que haya pasado nunca ni en la más bestial manada de australopitecos. Kali Yuga en estado puro.
Y nada feo puede ser bueno. Kalós kai agathós. Quien proscribe a la belleza muestra toda la pestilencia de su alma.

FUENTE:

https://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=6045

PIO MOA y VICTOR SUVOROV, historiadores revisionistas

17 de May de 2018

Dmitry A. Chechkin:

Historia Contemporánea 38: 219-237  /   ISSN: 1130-2402

PIO MOA y VICTOR SUVOROV

Dmitry A. Chechkin,  Universidad Estatal de los Urales, Ekaterimburgo, Rusia Entregado el 1-7-2009 y aceptado el 22-12-2009

Resumen: Dos debates historiográficos comenzaron en España y Rusia, vinculados a los nombres de Pío Moa y Víctor Suvórov, en diferentes momentos.

En el año 2003 salió a la luz el libro Los mitos de la Guerra Civil, obra del historiador y periodista español Pío Moa. Los trabajos anteriores del autor se centraban ya en el tema de la Guerra Civil española, pero ese último libro tuvo un efecto singularmente llamativo, de forma que logró convertirse en un récord de ventas en España durante seis meses. […].

Según Pío Moa el comienzo de la Guerra Civil vendría determinado por los acontecimientos de octubre de 1934, cuando fuerzas de izquierda realizaron una tentativa de insurrección. […].

01)      Finalmente, Moa mantiene que el advenimiento del régimen de Franco salvó a España de la revolución y el caos. Franco, en su opinión, habría evitado de forma preventiva la fragmentación de la nación española a causa de fracturas étnicas y lingüísticas, de modo que el régimen franquista pondría las bases para que se consolidara la elogiada democracia española actual»1.{ 1 Omar G. Encarnación, Spanish Politics: Democracy after Dictatorship, Polity Press, 2008, p. 144.} […].

A partir de 1985, y hasta cuando se escribe este artículo, se han publicado 23 libros de Moa, sin contar una gran cantidad de artículos en diversas revistas electrónicas y blogs en Internet. […].

Mientras tanto, en 1992 se publicó por primera vez en Rusia la obra que sería conocida como El rompehielos. Su autor, Vladímir Rezun (conocido por el seudónimo literario de Víctor Suvórov), afirmaba que su trabajo se había elaborado durante un período bastante largo de tiempo (1968-1981). Este fue el primer trabajo de Suvórov, que ha marcado su actividad posterior y sus posiciones sobre la Historia. Tratando sobre los acontecimientos previos a 1939, Suvórov hacía hincapié en subrayar que la culpa de que se desatara la Segunda Guerra Mundial recaía por completo sobre la Unión Soviética. Según su opinión, aquel estado se había preparado con anterioridad para atacar a la Alemania nacionalsocialista y sólo el golpe preventivo de la Wermacht en 22 de junio de 1942 cambió el curso de ese conflicto. Las derrotas catastróficas del Ejército Rojo en la fase inicial de la II Guerra Mundial se explicarían por una persistencia del carácter ofensivo del armamento soviético y la ausencia de una planificación defensiva. Esa falta de una adecuada planificación defensiva sería lo que llevaría a las desgracias sufridas por la Unión Soviética. Siguiendo lo que él mismo escribe: «se puede condensar el contenido de todos mis libros sobre la guerra en estas palabras: Stalin contaba con un próximo ataque de la Unión Soviética contra Alemania como el final triunfal de la conquista de Europa preparada durante veinte años por los bolcheviques»2{2 Суворов В.Б. Честное медведевское или плюшевый гарант. (Víctor Suvórov, La palabra honesta de Medvédev o el garante de felpa). http://www.suvorov.com/books/ unpublished/a004.htm}

02)

Suvórov ha desarrollado esta concepción a lo largo de los años posteriores. Ha publicado en total 17 libros, la mayoría de ellos dedicados a los acontecimientos de preguerra y Stalin. La mayor parte de ellos se editaba.

en lengua rusa. Estaban dirigidos, por tanto, en primer  lugar a los lectores de esta nacionalidad, pero algunos sólo se han publicado en versión inglesa. Las ideas de Suvórov se exponían también en numerosos artículos y en Internet, donde tiene una página personal. Desde el principio Suvórov era consciente de las consecuencias que se derivaban de las ideas vertidas en su obra. En el prefacio de la primera edición de El rompehielos escribía lo siguiente: «me he enfrentado con el único referente sagrado que tiene nuestro pueblo, me he levantado contra la única causa sacralizada que le ha quedado al pueblo ruso (la de la memoria de la II Guerra Mundial), que consiste en la llamada «gran guerra nacional». Pongo esta expresión entre comillas y en minúsculas. Perdónenme por ello…»3. Poca gente pensó que esa confesión de culpabilidad, así manifestada, respondiera a la realidad. Además, ello no ha impedido que El rompehielos y, posteriormente, muchas de sus otras obras, tengan enormes tiradas editoriales en la Rusia postsoviética. […].

03)

Los partidarios del autor español al que calificaremos de escandaloso, le defienden señalando que se ha basado en profundas investigaciones desarrolladas en distintos archivos españoles. En su reseña sobre Los mitos de la Guerra Civil, Stanley Payne  afirma que «cada una de las tesis de  Moa  está seriamente argumentada atendiendo a las pruebas disponibles y se encuentra basada en la investigación directa o, más frecuentemente, en una relectura cuidadosa de las fuentes accesibles y en la historiografía. Como es propio de la historiografía revisionista, el nuevo libro presenta sus tesis fundamentales de forma enérgica y, como sucede a menudo en el caso de la historiografía revisionista, a veces lo hace con un énfasis exagerado, para conseguir un efecto polémico»7. { 7 Stanley Payne, Spain: Pio Moa and the Civil War. http://wais.stanford.edu/Spain/ spain_piomoaandthecivilwar7803.html.}

07)

Una situación semejante se observa en el caso de Víctor Suvórov. También se le cuestiona el derecho a ser considerado como historiador. Por ejemplo, A. Isáev somete a crítica la metodología de trabajo de Suvórov, señalando: «se plantea una pregunta pertinente: ¿por qué, hablando con benevolencia, esta persona, poco concienzuda, y que tiene escasamente investigadas las cuestiones propuestas, se ha hecho popular? … Este autor trata de arrastrar al lector, de explicar con un lenguaje simplista problemas muy complejos. Vladímir Bogdanovich 8 baja hasta el nivel de razonamientos muy sencillos para dar cuenta de fenómenos difíciles…, pero los trabajos científicos no se escriben y publican con esa técnica. La metodología tradicional de investigación prevé el examen de todos los datos existentes. Los hechos que contradicen la teoría propuesta deben ser claramente explicados e interpretados»9. En similar sentido se observa otra apreciación: «Se dan por el autor de forma tergiversada y exaltada las argumentaciones históricas… Se emplean expresiones como «la no preparación», lo obligatoriamente «completo», «la culpa», «monstruoso» o «catastrófico», «la cobardía», «universal», «las academias, los científicos, los libros de texto, los expertos», lo que es obligatorio para «todo el mundo»… Tanto los libros escritos por Víctor Suvórov, como las creaciones de sus «compañeros de taller», están penetrados por una relación muy específica en relación con las fuentes, que se puede expresar mediante la siguiente fórmula: «Veo lo que es necesario»10. { 8 El nombre de Suvórov en ruso. 9 Исаев А. Антисуворов М., Яуза, Эксмо, 2007, с. 9. (Aleksey Isáev, Antisuvórov, Moscú, Yauza, Eksmo, 2007, p. 9). 10 Петров А.Е. Перевернутая история. Лженаучные модели прошлого//Новая и новейшая история, №3, 2004. (Andrey Petrov, «La historia al revés. Los modelos pseudocientíficos del pasado», Novaia i noveishaia istoria, n.º 3, 2004).}. […].

8,9,10)

Resultan muy interesantes e ilustrativas las biografías de ambos autores, en las que es posible descubrir algunos rasgos en común. Mencionaremos los momentos más significativos de sus trayectorias vitales. Vladímir B. Rezun (Víctor Suvórov) nació en 1947 en una guarnición militar cerca de la ciudad de Vladivostok, en la Unión Soviética. Desde los once años estudió en la Escuela Militar de Voronezh y luego en la Escuela Superior de Mandos del Ejército de Kiev. Convertido en militar profesional, continuó al servicio de las tropas soviéticas en diferentes lugares. En los años setenta pasó a ocuparse de la enseñanza en la Academia Militar-Diplomática, siendo en 1974 destinado a una comisión del Servicio Exterior en Ginebra (Suiza). Oficialmente trabajaba dentro de la representación soviética en la Organización de las Naciones Unidas, pero en realidad estaba empleado por el Directorio Principal de Inteligencia (GRU), esto es, el Servicio de Inteligencia militar de las Fuerzas Armadas de la Unión Soviética, donde sirvió con éxito durante cuatro años, obteniendo incluso un pequeño ascenso. El 10 de junio de 1978 abandonó con su familia el apartamento de Ginebra donde vivía y desapareció. Más tarde llegó información sobre su huida a Inglaterra. Se convirtió así en uno de los traidores soviéticos más conocidos. Parece que la biografía de Suvórov, cuyo contenido se distingue poco del curriculum vitae de cualquier militar soviético que trabajaba en el extranjero (a excepción del hecho de la traición), no presentaba «zonas oscuras». Sin embargo, existe una sombra de duda sobre su participación en los acontecimientos checoeslovacos de 1968. Además, hay disputas encarnizadas sobre las causas de su traición. Él mismo describe de esta manera la causa de este hecho: «yo aportaba información a mi superior… Este iba al enlace de la red de agentes, donde la llevaba. Mi jefe echó la culpa del fracaso sobre mí, diciendo que no le había proporcionado información… Ante mí había un dilema: o pego un tiro o voy al desastre. Por culpa de otros caería en desgracia»12. Sin embargo, hay otras versiones que indican cómo, por el contrario, Suvórov habría sido reclutado de antemano por la Inteligencia británica. En general, acerca de la biografía de Suvórov, estamos de acuerdo con Dmitry Prohorov cuando afirma que «sus relaciones con sus antiguos colegas eran extremadamente malas». Y prosigue: «Además, en una serie de publicaciones algunos autores llegan a ofensas que son propias solamente de las riñas por dinero entre los clientes de prostitutas borrachas, lo que, sin duda, no juega en favor de su honor»13. {12 Московские новости, №14, 3-9.04.2001. (Moskovskie novosti, n.º 14, 3-9.04.2001.) 13 Прохоров Д. Сколько стоит продать Родину, М., 2005, с. 398. (Dmitry Projorov, Cuánto tiene que vender la Patria, Moscú, Olma Media Group, 2005, p. 398)}

12,13)

Los defensores de Víctor Suvórov ponen el acento en que «mientras al lector llegaban sus libros, que mostraban «revelaciones» sobre la Inteligencia Militar soviética (de cuya calidad el autor, investigador profesional, se declara admirador), como es el caso de una obra como El acuario, o la descripción de cómo se veía en realidad «la ayuda fraternal internacional» a Checoslovaquia en 1968 (en Las notas del liberador), nuestra crítica percibía sus obras de manera muy benévola, no haciendo ninguna alusión especial al hecho objetivo de la traición del autor»14. La situación sólo cambiaría radicalmente después de la publicación de El rompehielos.

Pío Moa nació en 1948 en Vigo (Galicia). En el comienzo de su carrera política fue miembro Partido Comunista de España, para convertirse posteriormente en uno de los activistas de los GRAPO (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre), organización radical terrorista de extrema izquierda, creada para luchar contra el régimen franquista. Esto no ha impedido que el escritor español cambiara radicalmente su trayectoria política, pasando de posiciones antifranquistas a otras profranquistas. Se puede decir, por tanto, que Moa y Suvórov tienen algunos rasgos en común. Pertenecen a una misma generación y la biografía de cada uno de ellos tendría la marca de la traición, aunque sea de forma diferente. Así, Víctor Suvórov reconoce claramente su culpa, usando además este aspecto en la lucha contra los oponentes de modo original, señalando que no solo él merece reprensiones por ello, sino también que «todo el pueblo soviético era traidor, porque todo el pueblo soviético ha cambiado al gobierno soviético»15. Por el contrario, Pío Moa está convencido de que nadie puede reprocharle nada. El cambio brusco de sus formas de pensar se explicaría por una evolución política gradual y no por una transformación súbita de paradigmas ideológicos. El propio Moa describe así su trayectoria vital: «estuve en el PCE y luego en el PCE(r)-GRAPO, de donde fui expulsado por querellas sectarias. Después seguí intentando «reconstruir el partido comunista», hasta que al cabo de varios años llegué a la conclusión de que todo aquello era falso»16. {14 Журавлев Н. По законам черной парадигмы. (Nikolay Zhuravlev, Por las leyes del paradigma negro). http://www.suvorov.com/critics/001.htm. 15 Хмельницкий Д. Указ. соч. с.139. (Dmitry Khmelnitski, ob. cit., p. 139). 16 Correspondencia personal del autor con Pío Moa.} […].

14,15,16)

[…].También habría sido muy reveladora la reacción frente a los libros de Suvórov. Es importante anotar que desde el principio se dirigió contra Suvórov de forma personal y no frente a sus numerosos trabajos. «Sobre el autor ha caído una oleada de odio no sólo desde los historiadores soviéticos, sino también por parte de las masas soviéticas (y exsoviéticas)»20. Pero ¿cómo es posible caracterizar esta oposición? Los que aceptan a Suvórov y los que lo rechazan ¿discuten de forma categórica? o, por el contrario, ¿debaten en torno a la verdad histórica, que sencillamente cada uno percibe a su manera? Los partidarios y adversarios del autor responden a estas preguntas de forma diferente. Los primeros afirman que «solamente desde el exterior las pretensiones de la teoría de Suvórov se ven como discusiones. Como norma, detrás de ellas se esconde un conflicto moral. No se lucha por la verdad histórica, sino por el derecho al orgullo histórico»21. Los segundos aprecian «esta oposición, si es posible expresarlo de esta manera, entre las fuerzas «del bien» y las fuerzas «de la razón»… Las fuerzas «de la razón» (los que se oponen a Suvórov) defienden la explicación científica de los acontecimientos de 1941, que se apoya en los documentos conocidos de la guerra. Las fuerzas «del bien»… defienden una teoría políticamente beneficiosa sobre la culpa de los comunistas en que se produjera la guerra y la derrota del Ejército en los combates del v}erano de 1941»22. […]. {20 Хмельницкий Д. Указ. соч. с. 300 (Dmitry Khmelnitski, ob cit., p. 300). 21 Ibídem, p. 300. 22 Сorrespondencia personal del autor con A. Isáev.}

20,21,22)

En apoyo de Moa han salido Stanley Payne, Ricardo de la Cierva, César Vidal y algunos otros autores. Sus críticos más activos han sido Alberto Reig Tapia, Justo Serna, Helen Graham y Paul Preston. En esta lista ya se ve que las disputas alrededor de los libros de Moa han pasado por encima de las fronteras españolas. Pero, como observa Angel Viñas, «hay personas aún peores que Moa. Me parece, que la palma, sin ningún tipo de dudas, se la lleva don José María Zavala, que ha escrito una trilogía en que no ha dejado piedra sobre piedra sobre la historia de la Guerra Civil»23. Sería posible encuadrar en la misma categoría a otros historiadores, como José María Marco y otros autores menos conocidos.

La discusión rusa se caracteriza por una fuerte polarización entre los partidarios y los adversarios de Suvórov. La mayoría de los trabajos de ambos bandos apenas mantienen posiciones neutrales. Ha surgido tal situación, cuando «las discusiones sobre los planes de preguerra de Stalin, se encuentran automáticamente alrededor de la concepción de Víctor Suvórov. Esto engendra a menudo la ilusión de que Suvórov es el único defensor de su idea, a pesar de que Suvórov no estaba desde el principio estigmatizada. La argumentación de sus adversarios principales (los generales Mahmud Gareev y Yury Gorkov, el coronel A. Mertsalov y L. Mertsalova, Gabriel Gorodetsky, etc.) se ve desmentida no sólo por Víctor Suvórov, sino por los trabajos de Mijaíl Meltjuhov, Vladímir Nevezhin, Tatiana Bushueva, Vladímir Danilov, Vladímir Doroshenko, Irina Pavlova y muchos otros»24.

De la lista enumerada de historiadores, distinguiremos especialmente a M. Meltjuhov. Su importancia consiste en el hecho de que, en él, «no es posible sospechar simpatías personales a favor de Víctor Suvórov, ni que comparta las opiniones políticas de Suvórov. Meltjuhov ve como un paso completamente razonable la preparación del ataque contra Europa, lo que Suvórov considera como un crimen»25. En segundo lugar, el historiador profesional Meltjuhov pertenece precisamente a una rara categoría de investigadores que aunque critican furiosamente la metodología de Suvórov, apoyan algunas de sus concepciones y conclusiones. Se puede mencionar entre ellos a Vladímir Nevezhin y otros pocos autores más. Sin embargo, la mayor parte de los participantes en la discusión se agrupan en dos tipos de publicaciones de carácter histórico-militar, atendiendo a su relación con los problemas discutidos: «La verdad de Víctor Suvórov» y «La mentira de Víctor Suvórov». Han aparecido en total tres «Verdades» y dos «Mentiras». {23 Виньяс А. Указ. соч. с.46. (Ángel Viñas, ob. cit., p. 46). 24 Хмельницкий Д. Указ. соч. сс.240-241.(Dmitry Khmelnitski, ob cit., pp. 240-241). 25 Ibídem, p. 242.}

23,24,25)

Con algunos años de diferencia entre sí se publicaron en España y Rusia dos trabajos fundamentales. El primer libro ha salido bajo el título Anti Moa. La subversión neofranquista de la Historia de España. El autor, A. Reig Tapia, «se ha acercado al fenómeno de Moa desde la politología, al fenómeno político… y a un fenómeno, que representa algo en la sociedad. Ha realizado lo que no ha hecho hasta ahora ningún historiador… analiza a Moa en su calidad de fenómeno que refleja la parte de la opinión pública española que no se ha reconciliado con las investigaciones científicas de la Guerra Civil»26. El autor del segundo libro, Antisuvórov. La gran mentira del pequeño hombrecillo, A. Isáev, «analiza los hechos y las citas aportados por V. Suvórov, su veracidad y su interpretación». También «expone la opinión de la moderna ciencia histórica sobre las causas de los fracasos de la URSS en el período inicial de la guerra y da cuenta de la aplicación de los distintos tipos de pertrechos»27. […]. {26 Виньяс А. Указ. соч. с.45. (Ángel Viñas, ob. cit., p. 45). 27 Исаев А Указ. соч. с.3. (Aleksey Isáev, ob cit., p. 3).}

26,27)

Se podría plantear otra cuestión importante. ¿Se puede suponer que las ideas expresadas por Moa y Suvórov son radicalmente incorrectas de modo que hasta ellos mismos tienen la intención de alterar voluntariamente la realidad histórica? En tal sentido, ¿Sería posible ver en la actividad de ambos autores aspectos positivos, vinculados a que ellos iniciaron un debate en el que más tarde han tomado parte los historiadores profesionales? Dirigimos esta pregunta nada fácil a los autores de los libros Anti Moa y Antisuvórov. He aquí las respuestas que elaboraron, tomadas de la correspondencia personal con el autor de este artículo. A. Reig Tapia escribe: «Nada, nada de la obra de Pío Moa, me parece aprovechable y su influencia en la subcultura de masas absolutamente negativa por cuanto se limita a decir lo ya dicho y sabido pero con más fundamento que él por muchos historiadores que desconoce o ni siquiera cita, o son simples manipulaciones y tergiversaciones de problemas complejos que utiliza de forma absolutamente maniquea». Por su parte, A. Isaev responde: «No estoy conforme con ello en absoluto. 1941 representaba un traumatismo histórico, patrimonio del ejército soviético, de manera que en todos los tiempos había sido prestada atención especial a su estudio. En la época de Kruschev, por ejemplo, habría habido un autor escandaloso como Nekrich. Así que, aún sin V. Suvórov, habría habido en 1990 publicaciones de documentos sobre 1941. La publicación de esos documentos había comenzado antes de la edición de El rompehielos»28 {28 Correspondencia personal del autor con A. Isáev.}

28)

El hecho de que a comienzos de los años 90 se hicieran populares los libros de Víctor Suvórov resulta inseparable de lo ocurrido en Rusia durante esa etapa histórica. Con la descomposición de la Unión Soviética, «algunas antiguas repúblicas de la URSS no celebraron el aniversario de la Victoria e intentaban a menudo dar versiones muy cuestionables de la historia»31. Pero dentro de Rusia las fuerzas políticas más influyentes tienen un posicionamiento común acerca del comienzo y las causas de la Gran Guerra Patria. La opinión pública rusa está mucho menos dividida por estos problemas que en España, estando apoyadas las ideas de Suvórov apenas por una parte bastante pequeña de la población.

El 15 de mayo de 2009 entró en vigor el decreto del presidente de la Federación Rusa «Sobre la Comisión al Presidente de la Federación Rusa ante la resistencia a las tentativas de la falsificación de la Historia en detrimento de los intereses de Rusia». El objetivo del decreto está determinado por razones como: «la generalización y el análisis de la información sobre la falsificación de los hechos y acontecimientos históricos dirigida al menoscabo del prestigio internacional de la Federación Rusa, y la preparación de informes correspondientes al Presidente de la Federación Rusa; elaboración de la estrategia de resistencia a las tentativas de falsificación de los hechos y acontecimientos históricos, emprendida con objeto de causar daño a los intereses de Rusia»32. Víctor Suvórov ha comentado así la creación de esa comisión: «A veces me dicen: «Eres un falsificador de la Historia». Yo respondo: «Ciudadanos, compañeros, señores… o como quieran denominarse. ¿Que quiere decir «falsificar»? ¿Dónde se encuentra esa llamada «Historia»? Nosotros escribiremos la Historia. En ese caso si cambiara algo allí, entonces, por favor, acúsenme… La comisión sobre la desfiguración de la Historia existe, pero la Historia como tal no existe. Por eso, ciudadanos, no me llamen falsificador. Después de que sea escrita esa Historia, si dijera allí algo que no fuera cierto, pueden calificarme con cualquiera de esos términos, pero no ahora»33. […]. {31 Коммерсантъ, №88 (4143), 20.05.2009. (Kommessant, № 88 (4143), 20.05.2009). 32 Российская газета, 20.05.09 (Rossiiskaia gazeta, 20.05.09). 33 Суворов В. Б. Интервью «Радио Свобода». Наша история-это взорванный по пьянке атомный реактор. (Víctor Suvórov, entrevista Radio Liberty, Nuestra historia es un reactor nuclear explosionado por una borrachera). http://www.suvorov.com/articles/ i002.htm.}

31,32,33)

Un aspecto significativo del retrato de los dos autores sería el de cómo se refiere cada uno de ellos a las ideas del otro. Moa ha caracterizado así su relación con el autor ruso: «Apenas conocía algo de Suvórov. Leí algo sobre él cuando escribí “Años de hierro”, un libro sobre España y la II Guerra Mundial, y, sin citar su nombre, pues me refería superficialmente al asunto, escribí acerca de la superioridad soviética en tanques, tropas y diverso material de guerra en 1941 34…Con estos datos, varios estudiosos rusos han afirmado que el ataque de Hitler, en realidad, sólo se habría anticipado al de Stalin, pues éste preparaba a su vez una ofensiva total contra Alemania. Desde luego, ninguno de los dos socios del pacto germano-soviético tenía intención de cumplirlo largo tiempo, pero no es probable que Stalin pensase en atacar por entonces a Alemania. La excelencia demostrada por el ejército alemán convertía aquello en una tarea muy ardua y, por otra parte, aunque el líder soviético conocía las ambiciones de Hitler sobre Rusia, no había razón aparente para temerlas en aquella coyuntura… Seguramente Stalin había deseado y esperado que Alemania, Francia e Inglaterra se hubieran desangrado mucho más en la lucha, y el inverosímil éxito alemán en el Oeste no dejaría de inquietarle. Pero sabía que Hitler recibía a través de la URSS mercancías indispensables para su esfuerzo bélico y necesidades civiles, neutralizando el bloqueo británico del Atlántico. Parecía poco creíble que Alemania quisiera perder esas ventajas antes de terminar con Inglaterra. Por ello Stalin juzgaba los informes sobre la próxima agresión hitleriana como provocaciones de Londres»35. […] {34 Correspondencia personal del autor con Pío Moa. 35 Pío Moa, Años de hierro: España en la posguerra, 1939-1945, La Esfera de los Libros, 2007, p. 323.}

34,35)

[…] Pero habría que señalar, por ejemplo, que recientemente se ha publicado en Rusia un libro titulado El rompehielos-2, siendo su autor V. Surovov (lean, por favor, con más atención el apellido). En esta obra, y partiendo de las cuestiones formales hasta acabar en el contenido, se presentaba una parodia del trabajo de Suvórov. Véase aquí el fragmento de una anotación: «Ante una lectura «no fantástica» del libro El rompehielos, de V. Suvórov (V. Rezun), surge una multitud de pequeñas preguntas que poco a poco se agrupan en dos grandes cuestiones. ¿Primera:  quién   ha comenzado, a pesar de todo, la Segunda Guerra Mundial? ¿Segunda: por qué   el  autor  de  El rompehielos, hablando de una forma benevolente, desinforma al lector? Se puede encontrar la respuesta a la primera pregunta en el libro propuesto a su atención. La respuesta a la segunda cuestión se halla a lo largo de todo el libro El rompehielos-2»36.

En España Enrique Moradiellos ha escrito un trabajo muy ambivalente, de gran calidad. Este libro paródico de la obra de Moa se tituló 1936. Los mitos de la Guerra Civil. El propio Moa lo ha comentado de esta forma: «me alegra mucho que un colega venda libros utilizando mi nombre. No me molesta que me llame mentiroso, ya que ello parece que indica disposición a polemizar. Lo que me molesta es que luego no intente rebatir ninguna de mis supuestas mentiras. Eso se llama publicidad engañosa»37 {36 Суровов В. Ледокол-2, Современная школа, М., 2008. (Víctor Surovov, El rompehielos-2, Moscú, Sovremennaia shkola, 2008). 37 José Luis Hernández Huerta y María Martín González, «Charla con Pío Moa», Foro de Educación, 2004, n.º 4, Salamanca, p. 98 (http://www.forodeeducacion. com/numero 4/011.pdf).}

36,37)

…[…]Se puede encontrar a los auto-proclamados historiadores-revisionistas (o representantes de la pop-history como les llaman sus adversarios más eminentes) en muchos otros países. Por ejemplo, en Inglaterra, se podría citar el caso de David Irving, conocido negador del Holocausto, entre muchos otros. Con todo lo expuesto, y tras analizar la actividad de Moa y Suvórov, se puede conocer mejor a cada uno de ambos autores, de modo que sus obras hablan mucho respecto de cierta proximidad histórica entre España y Rusia a lo largo del Siglo XX.

FUENTE:

http://www.ehu.eus/ojs/index.php/HC/article/viewFile/2738/2326

 

Historia Contemporánea 38: 219-237

http://www.ehu.eus/ojs/index.php/HC/article/viewFile/2738/2326

La restitución de Las Españas

9 de noviembre de 2017
Carlos X. Blanco, en la web latribunadelpaisvasco.com ,   publica una reseña sobre el libro editado por EAS y del que es autor  Antonio Hernández Pérez.
Domingo, 29 de octubre de 2017

La restitución de Las Españas

  [Img #12536]

En una ocasión tan álgida como la de estos días, voy a hablarles de un libro.La ocasión álgida es que unos delincuentes pretenden hacer merma de la soberanía nacional, violentando leyes, y apropiarse de un territorio y de una identidad. La ocasión grave, dolorosa, la del golpe en Cataluña, es también ocasión propicia para la lectura de libros.

Leamos libros y no sólo mensajes fugaces en redes sociales. Hagamos algo más que reaccionar ante memes llenos de burla o de furia como los que hoy, virtualmente, tanto se prodigan. La ocasión creada por los sectarios, cual es atacar la identidad catalana, hispanísima, en nombre de una República fantástica, debe aprovecharse también para dedicar horas a la reflexión y la lectura. Los sectarios han impulsado este golpe, que ellos creían fatal para España, y así seguir recortando y matando los restos de nuestro antiguo Imperio, las Españas. Pero los sectarios no sospechaban, quizá, que de su burlesca escenificación podrían resurgir fuerzas telúricas y muy antiguos ardores patrios. Pueden surgir ante la amenaza separatista; pero, para que surjan en orden y conforme a su ser, primero hay que leer.

De las Españas quería hablarles. Así dicho, en plural. No le tengamos miedo al plural incluso en estas horas álgidas, crueles para con nuestra dignidad, lacerantes para quienes saben –orgullosos- que este Imperio, degradado a la condición «Estado-nación» fue siempre plural en su unidad. De las Españas, plurales, pero en modo alguno autonómicas, sino étnicas, identitarias, verdaderamente hermanadas, quiere hablarles un libro que les recomiendo.

El libro se titula La Restitución de las Españas, escrito por Antonio Hernández Pérez. No tengo el honor de conocer al autor. Éste se muestra gran perito en materia heráldica, vexilológica, histórica y etnográfica, y yo deseo desde aquí felicitarle. Es un libro bellamente editado por EAS, y tan rico y luminoso como su contenido escrito, resulta también en su aspecto gráfico: mapas, banderas, escudos… reproducidos a todo color. Debe saberse que a una Patria se la ama también por los ojos, como a la persona amada, y por los ojos nos debería entrar el fluido encandilador de nuestro viejo ethnos: emblemas, estandartes, territorios.

España, con las armas en la mano, fue desde siempre una Federación de facto, una hermandad de pueblos diversos, grupos étnicos que históricamente fueron convergiendo y gravitando unos alrededor de y por sobre los otros. La nuestra no fue una Federación como las que estiló el liberalismo, la masonería y la socialdemocracia, hecha con urnas y papelitos, federación sin forjar, sólo por «aprobación» en el presente, con desprecio a los muertos y a los tiempos pasados. No: la nuestra fue una Federación basada en la Reconquista, en la desigual ocupación y recuperación de territorios en tropismo imparable hacia el Meridión y hacia las Américas, en un impulso que, en su límite, es impulso «Universal», pues lo Hispano, más allá de una «nación» alude a un modo de civilizar.

La propuesta de don Antonio Hernández rezuma optimismo y fe en nuestro ethnos. Busca hermanarnos a todos los españoles, por encima de envidias, lejos de separatismos, sí, pero también muy lejos de separadores, esto es, de jacobinos y centralistas. Y el justo medio no se hallará, leyendo el texto, en un necio autonomismo que, como todo lo traído por el Régimen del 78, ya parece periclitado. Nada de eso. El justo medio consistirá en volver «por nuestros fueros», y nunca mejor dicho. Volver a la antigua vertebración en Reinos y demás demarcaciones (Principados, Señoríos, etc.).

Hay en el libro que les comento muchas resonancias del Carlismo. El Carlismo fue, a mi modesto entender, el último intento de seguir articulando una España tradicional (ni liberal, ni colectivista), con raíces bien plantadas en el suelo de su tradición, de su sangre y de sus terruños, el último intento de hacer de la Monarquía el nudo que enlaza paternalmente todo un cúmulo de libertades locales y derechos históricos.

El separatismo, ya lo vieron los carlistas, no es sino un jacobinismo despótico actuando en las reducidas dimensiones del territorio a escindir. En cambio, la Monarquía tradicional y la tradición federativa y étnica del Imperio, es de por sí unitiva y plural.

Todos esos políticos que nos han venido con sus majaderías de la «nación de naciones» ignoran gravemente estos conceptos. De haber albergado una ligera idea de lo que fueron Las Españas hasta el advenimiento de la política liberal, habrían evitado esos castillos de humo, humo espeso pero nunca sólido de quien desea no pasar por «franquista» (jacobino) ni separatista. Ofende que nos hablen de las diecisiete taifas como de entidades eternas y ya definitivas, y que se oscurezca, por el contrario, la existencia de un Reino unificado de Castilla (y no de dos engendros autonómicos como ahora), de un Principado con dos provincias (Las Asturias de Oviedo y las Asturias de Santillana), de un Reino de León (que no es Castilla), de una Andalucía de varios reinos, de un Reino Navarro que nunca fue «Euzkadi»… Ofende que nadie se acuerde del Rosellón y del África española…O de un Portugal que podría haberse abrazado a una única Corona Hispana. Ya recordar nuestras soberanías y territorios históricos parece un estrambote, y no lo debería ser, pero estrambote y atentado contra la historia fue el que perpetró la banda del 78 recortando y cosiendo provincias como niños caprichosos o caciques irresponsables.

El libro no es un texto, a lo que se me alcanza, de un «tradicionalista» o carlista nostálgico. Antes bien, se enmarca dentro de una corriente identitaria europea que mira hacia el futuro, no abomina de planteamientos republicanos (a pesar del fuerte componente simbólico que la Monarquía aún conserva entre los pueblos hispanos) y pluralistas, próximos a los de la Nueva Derecha Europea, pero mucho más adaptados al ser de los españoles, y con enfoquesmuy avanzados, ajenos por completo al conservadurismo más trasegado.

Lo dicho. En estos días de vergüenza y dolor ante los sucesos en Cataluña, bien venidas sean las obras que, como ésta, nos permitan LA RESTITUCIÓN DE LAS ESPAÑAS.

FUENTE:

http://latribunadelpaisvasco.com/not/7527/la-restitucion-de-las-espanas/

Domingo, 29 de octubre de 2017

FUENTE:

Agustin Laje distingue entre «feminismo» y «hembrismo»

3 de noviembre de 2017

https://youtu.be/6lIgRIz8WaY

https://www.youtube.com/watch?v=6lIgRIz8WaY

Agustin Laje debate sobre feminismo: 1 vs. 5

un guerrero comprometido….

19 de septiembre de 2017

FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ: ¡A mí la Legión!

3 de septiembre de 2017

EL LOBO FEROZ

¡A mí la Legión!

FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ

 La de hoy es mi tercera columna consecutiva dedicada a los sucesos de Barcelona y Cambrils. Las anteriores fueron de denuncia, reflexión y análisis. Verdad es, como algunos lectores me han señalado, que en ellas no aportaba soluciones. Las había, sin embargo, implícitas al término de las dos. Citaba yo en el colofón de la segunda lo que el general Gordon, degollado por el yihadismo avant la lettre del Mahdi, escribió, amparándose en Tucídides, a cuento de las naciones que renuncian a las armas y apuestan por la cobardía. De igual modo, abundando en lo mismo, cité al final de la primera el aut Caesar aut nihil acuñado por la soldadesca romana que cruzó el Rubicón para enfrentarse a Pompeyo. A buenos entendedores… Lo que propongo es, en definitiva, la militarización del conflicto. Nadie se escandalice. Eso, al fin y al cabo, es lo que se hace y se seguirá haciendo en Siria, Irak, Afganistán e Israel. También, de distinto modo, en la Filipinas de Duterte y, hasta cierto punto, en la Francia de Macron. Legionario había sido el mosso de certera puntería que abatió a cuatro asesinos en Cambrils. Yerran quienes califican de terrorismo los atentados del Isis. Son batallas de una guerra que a menudo se disfraza de guerrilla o se agazapa en el quintacolumnismo y soldados son quienes las libran. Con razón dijo Churchill tras la retirada de Dunkerque que las guerras no se ganan con evacuaciones, y evacuaciones de facto son las medidas que toma la Unión Europea, y nosotros en su seno, para combatir el terrorismo. ¡Diferencia va con lo de Putin, cuyo pulso no tembló a la hora de intervenir en Chechenia y en Siria! Los políticos deben dar un paso atrás para que los militares lo den hacia delante. Tal es la estrategia requerida desde que el mundo es mundo en las situaciones de emergencia. Entérense quienes nada saben del Corán que los musulmanes sólo tienen una patria, la del islam, sin localización geográfica definida, como su agresiva y tozuda expansión a lo largo de la historia demuestra, y que, por ello, cualquier tentativa integradora por parte de las naciones que los acogen, les ríen las gracias y les dan palmaditas, derechos, salarios y subvenciones, están destinadas al fracaso. Nunca se sentirán españoles, ni europeos, ni de ninguna parte. Tampoco respetarán las reglas de la democracia. A la postre, como dijera Spengler, es siempre un pelotón de soldados quien salva la civilización.


FUENTE:  Diario «EL MUNDO», Madrid, 3 septiembre de 2017

http://www.elmundo.es/opinion/2017/09/03/59aae00822601d31158b45cd.html

 3 SEP. 2017 03:25

‘Dies irae’, por FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ

20 de agosto de 2017

EL LOBO FEROZ

‘Dies irae’

FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ

Dé el lector por sabidos los comentarios de rigor. Superfluo sería repetirlos. De eso ya se encargan los discos rayados de los medios de comunicación, las fatuas declaraciones de los políticos, la tediosa algarabía de las tertulias y los insulsos comentarios de la gente recogidos por las alcachofas de los reporteros. Hablaré aquí de otras cosas. Hablaré de la irritación que me produce la superficialidad, por no decir estupidez, de tan inútiles jeremiadas. Magro consuelo es el de verificar que proceden no sólo del solar patrio, sino de todos los países agredidos. Golpes de pecho nunca hay, pese a la evidencia de que la culpabilidad del terrorismo islámico no se limita a las alimañas que lo perpetran. De él son remotos responsables el entreguismo de la Unión Europea, el relativismo de quienes aún creen en la posibilidad de una alianza de civilizaciones, el utopismo de quienes elevan a religión la democracia, el buenismo de quienes ofrecen la mejilla izquierda (va con segundas) a los que abofetean la derecha, el garantismo de quienes interpretan los derechos humanos como patentes de corso, el quintacolumnismo de las organizaciones que fomentan y amparan la inmigración, el maricomplejismo de los caporales de la res pública, el chapapote multiculturalista de la progredumbre, la felonía de lo que en Francia llaman la Gran Sustitución, la vanidad de cuantos de tanto hacer el bien, como decía Tagore, se olvidan de ser buenos, la vulnerabilidad de la globalización regida por internet y la supina ignorancia de quienes no han hojeado el Corán. En él (o al menos en su belicosa interpretación) radica el origen del problema. También en la naturaleza humana y en el integrismo presente o latente en las religiones monoteístas. No es cierto, dígalo quien del Rey abajo lo diga, que todos seamos Barcelona, ni que no tengamos miedo, ni que los valores de Occidente sean los de la libertad, ni que el terrorismo se combata con más democracia, ni que los terroristas estén siendo derrotados. Esa derrota, desde luego, no se conseguirá orquestando minutos de silencio, ni encendiendo velitas junto a ositos de peluche en los lugares de autos, ni aplaudiendo al paso de los féretros de las víctimas, ni proclamando nuestra solidaridad con sus familias, ni poniendo bolardos, ni acogiéndonos a la fácil demagogia del no pasarán. Dejémonos de tontunas, cortemos la cabeza de la hidra, crucemos el Rubicón. O césar o nada.

ANTONIO MEDRANO: LA LUCHA CON EL DRAGÓN

9 de May de 2017

ANTONIO MEDRANO:

 

LA LUCHA CON EL DRAGÓN

 

 

 

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https://www.youtube.com/watch?v=pXERdj0RUJM

https://youtu.be/pXERdj0RUJM